Brasil, Latinoamerica

Protestas en América Latina, entre la comprensión y el hartazgo

Los bloqueos de calles y rutas en muchos países reflejan la colisión entre los derechos de protesta y de circulación
14 de agosto de 2022 – 11:40 p.m.
Por La Nación Argentina / GDA
Miles de nativos protestaron en abril pasado en Brasilia, en el acto Ouro de Sangre (Oro de Sangre), contra el aumento de la minería en territorios indígenas. (GDA)

Se trata de una escena casi cotidiana, un paisaje inusual en otras latitudes pero común y casi ha “naturalizado” en América Latina: los piquetes o cortes de rutas por protestas, manifestaciones o reclamos de diversa índole –a veces de sectores muy pequeños– que generan embotellamientos, caos de tránsito, pérdidas de tiempo y mal humor, y que añaden un motivo más de crispación en muchas sociedades ya de por sí sensibilizadas por situaciones económicas o sociales apremiantes. Y no faltan motivos. Porque los piquetes o cortes de rutas, más allá de las causas que los originan, ponen siempre en primer plano el conflicto que generan entre el derecho al reclamo y a la protesta y el derecho a circular libremente por calles y rutas.
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¿Qué sucede en la región a la hora de enfrentar estas manifestaciones que perturban el libre tránsito? Si bien en cada país hay normas específicas que establecen el marco legal y su consecuente respuesta mediante la acción de las fuerzas de seguridad (ver aparte), en más de una ocasión su aplicación está sujeta a cuestiones políticas.

Las protestas callejeras en el Perú se dan con frecuencia y por variados motivos. La policía trata de disolverlas a través del diálogo con los manifestantes y, de darse el caso, con un uso controlado de la fuerza. Sin embargo, últimamente se ha podido observar una relativa pasividad de los agentes del orden, y por lo general se negocia dejar algún carril libre para la circulación vehicular. La reacción ciudadana ante estas tomas varía, y puede pasar de la comprensión y la empatía hasta el rechazo y el malestar profundo.

En Brasil, si bien tradicionalmente la manifestación callejera era propia de la izquierda, a partir de 2013 el color ideológico se hizo más amplio y difuso al generarse protestas por el alza de las tarifas de transporte, la baja calidad de los servicios públicos o la corrupción.

En la última década también crecieron las protestas de grupos históricamente marginados, como los movimientos negros e indígenas y el movimiento feminista. Estos grupos, más la izquierda partidista y los grupos de extrema derecha, son los principales responsables de las manifestaciones hoy en Brasil. Una protesta grande en una ciudad importante como Río o San Pablo debe ser comunicada con anticipación, pero a veces los manifestantes, especialmente los de movimientos no partidistas, no siguen una ruta acordada de antemano con las autoridades, y la policía utiliza la fuerza para romper el bloqueo.

El papel de las fuerzas de seguridad ha sido a menudo seriamente cuestionado. Ha habido muchos casos y denuncias de uso excesivo de la fuerza. “Brasil ha violado históricamente el derecho a la protesta. El uso de la fuerza es recurrente, e inhibe el ejercicio de este derecho”, señala Raisa Cetra, coordinadora del Programa Espacio Cívico de Artigo 19 Brasil y Sudamérica. “El Estado debe garantizar el derecho a la circulación de la población, pero por otros medios”, añadió, al considerarse el derecho a la protesta como parte de las libertades de asociación y expresión, que sólo pueden ser limitadas en casos excepcionales.

Según la consultora Diagnóstico Político, el año 2021 cerró con la cifra más alta de piquetes de los últimos siete años en la Argentina: 6,658. Desde 2014, que anotó 6,805 protestas, que no se registraba una cifra tan alta.

El epicentro de los cortes de calles en la ciudad de Buenos Aires es la céntrica Avenida 9 de Julio, y son las organizaciones sociales de izquierda (que nuclean a desocupados y trabajadores informales), opositoras al gobierno nacional, las que lideran la mayor cantidad de protestas, aunque también las ha habido de trabajadores privados, fuerzas político-partidarias y trabajadores estatales. En los últimos años es más común ver a las fuerzas de seguridad negociando con los manifestantes que utilizando la fuerza. Por lo general, los efectivos realizan un operativo en las inmediaciones al corte, después de acordar dejar algún carril libre para la circulación vehicular, aunque hay casos en los que el corte es total. Dependerá entonces de la decisión política de cada gobernante dar la orden o no de desalojar, algo que raramente ocurre.

Para el politólogo Sergio Berensztein, los piquetes “son parte de esta tradición de utilización de la calle que existe en la Argentina. Eso es fundamental para comprender los niveles de tolerancia social, ya que el ciudadano promedio se ve a sí mismo en ese lugar en una circunstancia potencialmente parecida. Hoy le toca a ellos, mañana nos puede tocar a nosotros, piensa, por más que se enoje porque no puede circular con tranquilidad. En este contexto, la cuestión de la libre circulación queda, de alguna manera, en un plano más secundario”.

Las protestas callejeras con cortes de tránsito se tornaron frecuentes en Chile desde el estallido de la crisis social de 2019, con reclamos diversos, desde mejor educación, salud y vivienda hasta una nueva Constitución. Pero luego decayeron, por efecto también de la pandemia. La actuación policial depende del contexto de la manifestación. Si es muy masiva, difícil de remover, generalmente permite su desarrollo. Cuando es más pequeña, puntual o no autorizada, actúa bajo un protocolo gradual que comienza con diálogo con los líderes o encargados, luego con llamados a las personas con altavoces para que se dispersen y, en caso de no haber una respuesta positiva, continúa con el uso de elementos disuasivos como carros lanza agua o dispositivos lacrimógenos. La reacción ciudadana ante los bloqueos de calles también mutó de la empatía, la tolerancia y la comprensión iniciales a la pasividad, el tedio y, más recientemente, a la frustración, en especial cuando las protestas terminan provocando daños a terceros.

En México, los bloqueos al tránsito son una constante en prácticamente todos los centros urbanos y también en algunas comunidades rurales. Y los hay de casi todos los sectores: campesinos, organizaciones políticas y sociales, sindicales, estudiantiles, feministas, indígenas, etcétera. Los reclamos tienen que ver con demandas legales, derechos humanos, defensa gremial, reconocimiento o rechazo de autoridades políticas. En la Ciudad de México hay marchas y bloqueos para demandar la restitución de servicios como agua potable o luz; por casos de inseguridad y en menor proporción para protestar contra la construcción de obras o desarrollos inmobiliarios. Lo bloqueos pueden durar desde 5 a 12 horas, y la intervención policial responde muchas veces a factores políticos que tienen que ver qué partido gobierna determinado municipio o ciudad. Generalmente, la policía actúa para evitar desbordes, aunque hay casos de choques frontales con los manifestantes. En cuanto a los ciudadanos, hay una división entre aquellos que ven con simpatía este tipo de movilizaciones (aunque esto depende muchas veces del motivo) hay otros en los que prima el descontento por considerar que se violan derechos de terceros como el de libre tránsito o que consideran que la policía asume una posición demasiado permisiva.

Para el abogado Christopher Estupinan “no se debe pasar por alto el derecho de manifestarse de las personas; sin embargo, se debería delimitar en cuestión de duración y alcance. Si bien es cierto que hay una ley reglamentaria que obliga a las personas a avisar al gobierno sobre las manifestaciones, esta no siempre es respetada y hay ciertos puntos en la ciudad donde no creo que deban ser permitidas. El derecho a manifestarse no debería estar por encima del de tránsito de los demás, debe buscarse un equilibrio. Y el gobierno debería ser un poco más estricto en ese sentido”.

En Uruguay, las protestas callejeras son, en su gran mayoría, organizadas y comunicadas previamente, no hay piquetes sorpresivos ni se ocupa toda la calle, por lo que no se suele entorpecer la circulación.

En Venezuela, en los últimos 10 años la protesta de carácter social se ha mantenido de manera constante y persisten en 2022 pese a que tienen poca repercusión en los medios de comunicación. Desde 2012 (último año de gobierno de Hugo Chávez), la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) ha documentado un total de 92,000 manifestaciones. Respecto al año en curso, hasta abril se habían registrado 2,677. El promedio diario es de 20 protestas por día en todo el territorio nacional.

El director de esa organización, Marco Antonio Ponce, precisó que quienes manifiestan actualmente son fundamentalmente dos grupos: los trabajadores y los vecinos de las distintas comunidades, y que la protesta política no tiene una representatividad significativa en relación al total. Según los datos del OVCS, cerca de 70% de las manifestaciones que se realizan en todo el país están relacionadas con la exigencia de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Y entre esas categorías las exigencias más frecuentes se vinculan a los derechos laborales y los servicios públicos, de allí que los principales manifestantes sean los trabajadores y los vecinos.

La actuación de los funcionarios del Estado depende del tipo de protesta. En ese sentido, el OVCS denunció que, cuando la protesta exige un cambio de gobierno o en alguna corrección en su actuación, la respuesta institucional del Estado suele ser la represión desmedida, independientemente de si el gobernador o alcalde es un dirigente del oficialismo o de la oposición. Cabe destacar que, con frecuencia, el cierre de las calles lo realizan los cuerpos de seguridad, para impedir el avance de movilizaciones anunciadas con anterioridad por organizaciones políticas o por la sociedad civil.

Las protestas más recurrentes tienen que ver los derechos humanos y reclamos a las autoridades por servicios básicos. Estos últimos se han mantenido en los últimos tres años en el primer lugar del índice de manifestaciones, y a los habituales por electricidad, agua potable, gas doméstico se sumaron en los últimos años otras por la escasez de gasolina. El segundo lugar lo ocupan las exigencias de reivindicaciones laborales, “lo que refleja que uno de los principales puntos de la crisis que atraviesan los venezolanos tiene que ver con el salario”, indicó Ponce.

Según datos del OVCS, el Estado venezolano favorece todas aquellas manifestaciones donde se exprese simpatía por el gobierno de Nicolás Maduro. En ese caso son permitidas y facilitadas por parte de los distintos cuerpos de seguridad y demás entes del Estado. “Pero si las protestas son realizadas por la sociedad civil, por venezolanos que están exigiendo un cambio, que quieren mejoras en las condiciones de vida, tienen un enorme riesgo de represión”, añadió Ponce.

Aunque actualmente no se presentan protestas callejeras con piquetes o bloqueos de calles en Colombia, entre 2019 y 2022 hubo una fuerte oleada que sí interfirió con el tránsito. La Policía en Colombia ha sido enfática en su intención de no permitir este tipo de acciones: “Protestar es válido, los bloqueos no”. La disolución de este tipo de obstrucciones se desencadenó en medio de enfrentamientos entre estos servidores públicos y ciudadanos manifestantes.

La colisión entre el derecho de protesta y el derecho de libre circulación cobró nueva vigencia en Colombia cuando en mayo del año pasado durante un paro nacional falleció un bebé cuando la ambulancia que lo trasladaba no pudo atravesar un bloqueo. Para Mauricio Jaramillo Jassir, profesor de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad del Rosario, “no debería haber contraposición (entre ambos derechos], pero se terminó convirtiendo en un dilema. El hecho de que muriese un bebé porque no pudo ser trasladado, precisamente por el cierre de vías, confirma que en muchos de esos casos se ejerció el derecho a la protesta en detrimento de los derechos de terceras personas”, enfatiza.

Finalmente, en Costa Rica hay protestas callejeras, que en los últimos años han estado especialmente motivadas por la situación económica, el desempleo y el alto costo de vida. Suelen ser realizadas por sindicatos del sector público o transportistas privados. En 2018 y 2019 se sumaron grupos de estudiantes.

En el caso del país centroamericano el problema principal radica en la falta de una ley que regule en qué momento la libertad de manifestación riñe con la libertad de tránsito. “Lo único que hay es el artículo 26 de la Constitución Política que garantiza el derecho de reunirse pacíficamente y sin armas”, explica el abogado Rubén Hernández. “El problema es que los sindicatos y los grupos de protesta se han aprovechado de esto, hacen lo que quieren hasta el momento en que las autoridades deciden intervenir”, agrega.
https://www.elnuevodia.com/noticias/mundo/notas/protestas-en-america-latina-entre-la-comprension-y-el-hartazgo/

Latinoamerica, Perú

Las resistencias a la megaminería crecen en latinoamérica

16/07/2022
Las resistencias a la megaminería crecen en latinoamérica
El índice de producción minera tuvo una caída de 6.62% en mayo de este año, a comparación de lo que se registró el mismo mes del 2021, informó el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Según el INEI, los conflictos sociales se caracterizaron por actos de violencia como toma de instalaciones y bloqueos de vías.
Fuente: RPP NOTICIAS
Según el informe, la caída se debería a la baja producción metálica que se redujo 10.69%, afectando la generación de cobre, zinc, plata, plomo, oro y hierro.

Sobre la producción metálica, el INEI, informó que hubo una reducción del 12.61% en la producción del cobre, dde 17.94 %en en el zinc, 11.11% en la producción de plata, 15.89% en plomo, el oro se redujo 2.01% y el hierro bajó 3.72%


¿Por qué bajó la producción minera?
Según el INEI,el menor volumen que se registró en mayo de 2022 se produjo por un menor volumen tratado en las plantas de concentración y menores leyes en el mineral procesado, agravada por la recurrencia.

El desempeño de la actividad minera metálica en mayo de 2022 refleja un menor volumen tratado en las plantas de concentración y menores leyes en el mineral procesado, agravada por la recurrencia y continuidad de los conflictos sociales de tipo socio ambiental.

Dichos conflictos sociales se caracterizaron por varios actos de violencia como toma de instalaciones y bloqueos de vías por parte de las comunidades en las zonas de influencia de las operaciones mineras, principalmente en diferentes tramos del Corredor Vial del Sur que comprende a las regiones de Apurímac y Cusco, vía que es utilizada para el transporte del mineral, además de otras regiones del país. Según el Reporte de Conflictos Sociales de la Defensoría del Pueblo, en mayo de 2022 se registraron 64 conflictos activos relacionados a la actividad minera, 4 casos más que en mayo de 2021.


Las empresas más afectadas
A nivel de empresas, en la actividad minera metálica de producción de zinc presentan caídas acentuadas las compañías Los Quenuales, Antamina, Minera Shouxin Perú, Sociedad Minera Corona y Nexa Resources Perú; en la producción de cobre registran volúmenes decrecientes Southern Perú Copper Corporation, Minera Las Bambas, Minera Antapaccay, Los Quenuales y Pan American Silver Huarón; en la producción de plata figuran Buenaventura, Sociedad Minera El Brocal, Southern Perú Copper Corporation, Los Quenuales y Minera Chungar. Por otro lado, entre los metales de mayor producción acumulada destaca el molibdeno por los incrementos en Cerro Verde y Minera Chinalco Perú; coadyuvada por la mayor producción de estaño por parte de Minsur.

Subsector de hidrocarburos se recuperó
En tanto que, el subsector de hidrocarburos registra una expansión acumulada de 16,05%, sustentado en el incremento de los niveles de explotación de sus productos componentes, gas natural 32,11%, líquidos de gas natural 9,33% y petróleo crudo en 13,27%, con una contribución total de 2,18 puntos porcentuales.

Las resistencias a la megaminería crecen en latinoamérica

 

Latinoamerica

Golpean conflictos mineros a toda AL

El Universal 17/07/2022
Los conflictos mineros abruman a toda América Latina así lo confirma el OCMAL. El Universal / EL DIARIO

Legal o ilegal, la minería es satanizada o bendecida en América Latina y el Caribe. Los adversarios de la actividad argumentan que la zona paga a diario una onerosa factura de daños socioambientales, corrupción política y represión militar y policial por la criminalización de las protestas por el impacto hemisférico de la minería legal e ilegal.

“La minería es negocio porque no se hace a cargo de los costos socioambientales que provoca”, afirmó el chileno César Padilla, coordinador del (no estatal) Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina (OCMAL).
Intereses económicos

Los defensores aducen que la minería legal genera puestos de trabajo y atrae fuertes inversiones y que, por vía de impuestos, una parte de las decenas de miles de millones de dólares que fluyen cada año a la región por las exportaciones minerales abastece las finanzas públicas del área y financia planes sociales. “La minería es un sector fundamental de la economía de América Latina y el Caribe. Tenemos unos recursos naturales en minería muy grandes que permiten atraer inversión extranjera muy grande y que genera trabajo”, alegó el economista peruano Carlos Paredes, presidente en 2019 y 2020 de la estatal Petróleos del Perú (Petroperú).
https://eldiariodecoahuila.com.mx/2022/07/17/golpean-conflictos-mineros-a-toda-al/

Internacional, Latinoamerica, Litio

La «OPEP del litio» en Sudamérica sería una mala noticia para el auge de la electromovilidad, pero buena para los productores

Javier Costas Franco
18/07/2022
A lo largo de este año varios titulares periodísticos nos van haciendo a la idea de que los tres países de Sudamérica con mayores reservas probadas de litio -Bolivia, Chile y Argentina- puedan formar un cártel para controlar los precios de este recurso mineral. Aunque los tres países acumulan el 63% de las reservas probadas de litio, ahora mismo Australia es el principal productor mundial y con una cuota cercana al 50%.

Los citados países latinoamericanos, de formar la «OPEP del litio», mirarían por sus intereses para evitar que el precio de la materia prima baje demasiado por el efecto de la competencia, limitando las cantidades que se exportan para intervenir los precios artificialmente. De no haber cárteles, el precio de las materias primas está más próximo al coste real de la prospección, extracción y exportación.

En un mundo en el que la demanda de litio va a aumentar de forma bestial, que los precios se mantengan altos supone un enorme obstáculo para que las baterías se sigan haciendo asequibles. Solo hay que ver lo que ha pasado con el petróleo desde que la OPEP se propuso castigar a Occidente en 1973 por apoyar a los israelíes: si ellos cierran el grifo, a todo hijo de vecino le costará más repostar, dado su elevado control de la mayoría de las reservas probadas y pozos.


El cártel latinoamericano tiene que salvar unos cuantos obstáculos legales y que se pongan de acuerdo entre ellos. ¿Qué alternativas hay? Perú y Méjico podrían unirse a este cártel mirando por sus intereses, aunque tengan menos litio, 3 millones de toneladas. Si nos vamos fuera de esta zona del mundo, los que acumulan mayores reservas de litio son EEUU (6,8 MT), Australia (6,3 MT) y China (4,5 MT). Solo Bolivia tiene 21 MT, más que esos tres países juntos.

Por pura lógica empresarial, los fabricantes y sus proveedores tratarán de conseguir el litio más barato posible, y a quienes les puedan garantizar un suministro estable. Es una medida anti-cártel, pero una de las más efectivas se prepara a largo plazo como un gigantesco tirachinas: el reciclaje. Empresas como Redwood Materials calculan que pueden recuperar casi todo el litio de baterías usadas a un precio inferior al litio «virgen». Todo lo que se recicla, se deja de sacar de una mina.

En otras palabras, durante un tiempo habrá que pagar el «peaje» del precio que los países productores que intervengan en los precios, que afecta a todo el mundo por contagio en mayor o menor medida, pero a largo plazo, una vez que haya cierto número de unidades circulando, empezará a haber un suministro de litio local reciclable como para depender menos de los mineros y de sus precios. No será renovable, pero sí reciclable una y otra vez. El precio del litio reciclado tirará hacia la baja el litio de mina o salar.
Esta es la absurda ruta del litio, el cobalto y el níquel en la actualidad


Si fracasa la iniciativa de los países del «triángulo del litio», será más fácil que los precios estén más condicionados al libre mercado que a otra cosa. Al revés, cuantos más países se adhieran al cártel, habrá precios más elevados. Los países sin acceso a este recurso natural y sus empresas deberían tomar nota del recado: deben invertir en reciclaje de baterías a escala industrial. Es lo que les hará ser competitivos.

La «OPEP del litio» en Sudamérica sería una mala noticia para el auge de la electromovilidad, pero buena para los productores

 

Ecuador, Latinoamerica

PRONUNCIAMIENTO EN SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO ECUATORIANO, EL FIN DEL ESTADO DE EXCEPCIÓN Y LA REPRESIÓN

Nosotras, la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales,
mujeres de diversos países del Abya Yala, entre ellos Ecuador, que vivimos en carne propia lo
que significa la violencia en nuestros cuerpos, territorios y organizaciones entendemos el
despojo de nuestros territorios, de nuestra cultura, nuestra seguridad alimentaria, de nuestra
salud. Protestamos porque sabemos lo que significa la desigualdad, nos organizamos para
resistir y denunciar las violaciones de nuestros derechos en este sistema patriarcal y opresor,
nos pronunciamos a favor del pliego de reclamos de los millones de ecuatorianas y ecuatorianos
que en este momento están siendo cobardemente reprimidos/as, criminalizados/as,
perseguidos/as, asesinados/as, golpeados/as por un gobierno que juró protegerlos y velar
porque sus derechos sean mantenidos, sin embargo ha hecho todo lo contrario.
La crisis ambiental, económica, política y social en nuestro hermano país de Ecuador, ha
generado la serie de movilizaciones legítimas y el paro nacional convocado por organizaciones
sociales (indígenas, campesinas, feministas y de mujeres, estudiantiles, de la salud, barriales, de
las diversidades sexo-genéricas, sindicales, etc.), las mismas que han sido respondidas con
represión y criminalización por parte del gobierno de Lasso.
El gobierno ecuatoriano se muestra a favor de la transición ecológica y de manera paralela
define a los territorios comunales como zonas de explotación y saqueo de sus recursos naturales
dejando a su paso más pobreza, destrucción, contaminación de agua, tierra y aire , evitando que
nuestras hermanas y hermanos puedan asegurar su alimentación en medio de una vida digna.
La Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales, exigimos
al gobierno del presidente Lasso lo siguiente:
1) La derogatoria inmediata del decreto ejecutivo N° 455, y posterior 459, que declaran
Estado de Excepción en las provincias de Cotopaxi, Imbabura, Pichincha, Tungurahua,
Chimborazo y Pastaza

2) Dar solución concreta y real a los 10 puntos de la Agenda Nacional de Lucha de las
hermanas y hermanos ecuatorianos.

3) Cese inmediato de los actos de represión, criminalización y persecución de los
compañeros y compañeras que, de manera libre, ejerciendo su derecho a la protesta,
se están movilizando ya sea individualmente o colectivamente.

4) Libertad inmediata para los presos políticos.

Asimismo, hacemos un llamado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que
solicite un informe al estado ecuatoriano sobre las medidas que viene adoptando para asegurar
la vida e integridad de todas y todos los manifestantes en este Paro Nacional Ecuatoriano.
Manifestamos nuestra solidaridad con las compañeras y hermanas movilizadas, con la CONAIE,
FENOCIN; FEINE; FENOC, y todas las organizaciones autoconvocadas.
Un abrazo lleno de fuerza, pero al mismo tiempo de amor y consuelo en estos momentos
difíciles.
¡Fuerza compañeras ecuatorianas! ¡Viva el Paro Nacional! ¡Viva la resistencia!
Cajamarca 21 de junio del 2022.

Latinoamerica

En América Latina se intensificó la explotación minera durante la pandemia

02/06/2022
Un informe de varias organizaciones internacionales analizó el avance de la extracción de minerales en nueve países de la región durante la crisis sanitaria mundial.

Protestas de comunidades afectadas por la explotación minera.

Protestas de comunidades afectadas por la explotación minera. Esta situación que se estaba produciendo antes de la pandemia, se agudizó durante la crisis sanitaria mundial.

Desde México hasta Argentina, el informe‘Sin Tregua – Resistencias por la Vida y el Territorio Frente al COVID-19 y la Pandemia Minera’ muestra el avance de la minería durante la pandemia en la región. A partir de estudios de caso de nueve países latinoamericanos, entre los que se encuentran algunos de los que fueron más afectados por la COVID-19, además de grandes inversiones mineras, el reporte examina la resistencia de los pueblos indígenas y las comunidades ante la extracción de minerales como oro, plata, hierro, carbón, litio, cobre y uranio de sus territorios.

«Desde el momento en que se declaró la pandemia global de COVID-19 hace dos años, podíamos observar desde diferentes geografías señales cada vez más claras de intentos por parte de la industria minera, de aprovechar la situación para avanzar con sus procesos de licenciamiento y sus operaciones”, explica a DW Guadalupe Rodríguez, Referente de Latinoamérica de Rettet den Regenwald (Salva la Selva), una de las organizaciones que integra la Coalición contra la Pandemia Minera, que ha elaborado el reporte.

Según el informe, los gobiernos de México, Honduras, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina, y empresas mineras aprovecharon el periodo de la pandemia para impulsar la expansión minera como «esencial” para la reactivación económica y la transición energética.

«Esta transformación de las matrices energéticas requiere de muchísimos metales para la construcción de la infraestructura necesaria para su implementación. Hablamos de eólicos, paneles solares, pero también de vehículos eléctricos. Todo eso se fabrica a base de metales y minerales. Y estos procesos de cambio no siempre están planificados con una mirada de justicia ambiental”, agrega recalcando que «todos estos planes ya existían desde mucho tiempo atrás. La pandemia ha ayudado a acelerarlos”.
Protesta contra la explotación minera en Ecuador.


Protesta en Quito. «Ecuador, que es un país donde existe una gran resistencia a la megaminería, también permitió su avance aprovechando los confinamientos que impedían la movilización social», afirma Rodríguez.
El poder de los lobbies

«Los lobbies mineros intentaron que algunas leyes restrictivas a sus operaciones se relajaran, que se desregularan impedimentos a nuevos permisos”, asegura Rodríguez haciendo referencia a los resultados del análisis. De este modo, apunta el caso de Panamá donde «el gobierno impulsó planes específicos para reactivar la minería en el país y proyectos mineros que llevaban años sin operar” y el de Argentina donde «en diciembre de 2021, las autoridades provinciales de Chubut aprovecharon la pandemia para anular una prohibición de la minería de casi dos décadas”.

Asimismo, subraya que en «Colombia las empresas y el gobierno continuaron negándose a respetar una decisión de la Corte Constitucional de 2017 que reconocía las violaciones de los derechos comunitarios relacionadas con el plan de expansión de la mina de carbón Cerrejón”, mientras que «en Chile, la empresa canadiense Andes Copper, obtuvo su permiso ambiental durante las restricciones sanitarias para su proyecto minero de cobre. Anteriormente venía realizando perforaciones sin los permisos necesarios. La comunidad afectada, Putaendo, es la primera municipalidad chilena que se declara «territorio libre de minería».

Lago contaminado en Chubut, Argentina.

Lago contaminado en Chubut, Argentina. “El movimiento popular promueve ahora un proyecto de ley que busca ampliar la prohibición para incluir las fases de prospección y exploración de la minería”, explica Rodríguez.
La resistencia de los afectados

El avance de la minería perjudicó a los afectados en varios sentidos. «En las comunidades donde los proyectos mineros ya están operando, tuvieron mayores desventajas para enfrentar la pandemia dado que, en la mayoría de los casos, cuentan con escasez de agua, además contaminada”, explica a DW Leny Olivera, de la organización Terra Justa.

«La mayoría de las comunidades afectadas por proyectos mineros vivieron una intensificación de la violencia. Como consecuencia eso ha significado mayor criminalización”, critica la portavoz de esa organización boliviana, que trabaja con grupos colombianos y peruanos, entre otros.

Un ejemplo de ello se encuentra en el estado brasileño de Maranhao. «La pandemia sirvió para que los conflictos y violencia en nuestros territorios causados por estas empresas fueran intensificados, muchos casos de amenazas, fortalecimiento de las milicias…”, denuncia Dalila Alves Calisto, militante del Movimiento de Afectados por Represas (MAB) de dicho estado.

Además, las comunidades también vieron restringidos sus derechos. «Las organizaciones sociales no pudieron llevar a cabo su normal actividad de reunión, denuncia y protesta. Al mismo tiempo, había dificultades para acceder a las instituciones, pues muchas oficinas en las que pedir información o llevar a cabo reclamaciones permanecieron cerradas”, lamenta Rodríguez.

A pesar de que, en el caso argentino, la decisión de anular la prohibición de la minería fue retirada, después de una semana de protestas, las comunidades originarias Mapuche-Tehuelche y residentes de toda la provincia siguen en lucha. «Consideramos que la crisis que actualmente hay en Chubut, una provincia que tiene tantas posibilidades, es una crisis de diseño; una crisis que se ha armado justamente para tratar de imponer esta actividad, para que el pueblo no vea otra salida que la actividad minera”, critica Iván Paillalaf, miembro de la comunidad indígena Mapuche-Tehuelche de Laguna Fría Chacay Oeste.

Los responsables del informe avanzan las presiones que seguirán recibiendo estas comunidades. “La llamada transición energética solo sirvió como una justificación para expandir las actividades mineras”, critica Olivera asegurando que la misma “no debe ser a costa de las comunidades del sur global”. “Los países del norte global deben replantearse que la transición energética implica desmontar el patrón de producción de consumo y producción que provoca la crisis climática actual”, concluye.
(cp)
https://www.dw.com/es/en-am%C3%A9rica-latina-se-intensific%C3%B3-la-explotaci%C3%B3n-minera-durante-la-pandemia/a-62016775

Latinoamerica

Sin Tregua: Resistencias por la Vida y el Territorio Frente al COVID-19 y la Pandemia Minera

24/05/2022
Comunicado de prensa, para su publicación inmediata
Nuevo Informe

Un nuevo informe elaborado por la Coalición contra la Pandemia Minera – América Latina desenmascara el avance desmedido de la minería durante la pandemia, que obligó a que las comunidades y pueblos en América Latina no pudieran bajar la guardia mientras tomaban medidas para protegerse de COVID-19.

El informe “Sin Tregua: Resistencias por la Vida y el Territorio Frente al COVID-19 y la Pandemia Minera”, se elaboró en base a estudios de caso de nueve países de América Latina – México, Honduras, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Chile y Argentina. Se enfoca en entender cómo gobiernos y empresas mineras aprovecharon el extenso periodo de la pandemia del COVID-19 para impulsar la agresiva expansión minera como “esencial” para la reactivación económica y la transición energética. A la vez, documenta las respuestas y la resiliencia de los pueblos afectados en condiciones aún más adversas que antes de la pandemia, refrendando lo verdaderamente esencial del cuidado mutuo, la organización comunitaria, la tierra, el agua y la alimentación sana.

La investigación resalta que el sector minero, sobre todo el metalífero, vivió un boom económico, mientras las comunidades y pueblos siguen sufriendo las consecuencias de múltiples crisis interrelacionadas: socio-económica, sanitaria, ambiental, junto a la violencia asociada a las mismas. Los altos precios de los minerales, los riesgos de suministro de muchas materias primas en las cadenas de producción, la transición energética, además de políticas extractivistas de la región y el colonialismo ejercido desde otras regiones, son los distintos engranajes de un sistema que aprovecha cada circunstancia para perpetuarse, y que sirven como impulso a la mayor especulación y expansión del sector en este período. Estos procesos conllevan al mismo tiempo la profundización de la represión, violencia, y control social que ejercen gobiernos y empresas.

A pesar de las numerosas amenazas que describe, el informe concluye con un análisis del significado de las resistencias al modelo minero, que se mantuvieron en tal contexto de peligro y de desastre climático y ecológico. Para las comunidades y poblaciones en primera línea frente a la minería, sus experiencias durante los últimos dos años refuerzan la importancia de seguir defendiendo el territorio, el agua y el aire limpios y por el sustento y los medios de vida. En definitiva, no es posible “quedarse en casa”, mientras todo eso está en riesgo.

La Coalición contra la Pandemia Minera es un grupo de organizaciones, redes e iniciativas de justicia ambiental de América del Norte, Europa, Asia-Pacífico, África y América Latina que trabaja en solidaridad global con comunidades, pueblos indígenas y trabajadores para responder a los abusos de la industria minera relacionados con la pandemia de COVID-19. Esta investigación forma parte de una investigación colaborativa global, lo cual abarca estudios de caso elaborados en conjunto con comunidades y grupos de base de 23 países. A inicios de junio, la Coalición publicará informes que llevan a cabo análisis similares en Asia, África, Europa y América del Norte.
Fin del comunicado.

ENLACES DE DESCARGA DEL INFORME:

Español: https://bit.ly/38b6aKX

Inglés: https://bit.ly/3NuXhL1

 

Ver abajo citas y datos relevantes

Para más información o para organizar una entrevista:

Jen Moore, Investigadora Afiliada, Instituto de Estudios Políticos – Programa de Economía Global, [email protected]

Kirsten Francescone, Coordinadora del programa con América Latina, Alerta Minera Canadá, [email protected]

Leny Olivera Rojas, Director, TerraJusta, [email protected]

Guadalupe Rodríguez, Salva La Selva, [email protected]

Latinoamerica, Litio

Nace Cámara Latinoamericana del Litio

16/05/2022
Imagen referencial./ Crédito: Pixabay.
La nueva Cámara Latinoamericana del Litio está integrada de momento por representantes de Argentina, Chile y Perú y luchará por la creación de un mercado “transparente” que permita la formación del precio del litio a nivel regional.

“Esta cámara fue creada para desarrollar el proceso de formar precios e impulsar el desarrollo de un mercado de litio”, dijo en el presidente de la recientemente constituida Cámara Latinoamericana del Litio, el argentino Pablo Rutigliano.

La nueva entidad está integrada por profesionales técnicos y empresarios pymes del sector de Argentina y Perú, además de la Cámara Minera de Chile, y busca sumar a socios de Bolivia, México y Brasil.

Su objetivo es poder definir de forma transparente los precios del litio mediante la conformación de un mercado, un índice del valor del litio y modelos de contratos presentes y futuros en Latinoamérica.

La producción de litio en la región tiene su corazón en el denominado “triángulo del litio” integrado por los salares andinos de Argentina, Chile y Bolivia, países que, de acuerdo a los últimos datos del Servicio Geológico de los Estados Unidos, concentran el 55.9% de los recursos mundiales conocidos de este metal. Si se suman los recursos identificados en México, Perú y Brasil, Latinoamérica, con un total de 52.8 millones de toneladas, acapara el 59.3% de los recursos globales, mientras que las reservas en la región son bastante menores, aunque igualmente representan el 52.2% de las reservas mundiales.

Rutigliano apuntó que en la región la minería de litio es dominada por multinacionales que dejan “poco espacio” a pymes y proyectos “embrionarios”.
El Dato

A inicios de 2021 la tonelada de carbonato de litio equivalente (LCE) valía USD 6.750. Hace un año, USD 9.000. Y actualmente ya ronda los USD 75.000
Fuente: Gestión

Nace Cámara Latinoamericana del Litio

Latinoamerica

INFLACIÓN VERDE: LA DISPUTA POR LOS RECURSOS NATURALES

3d illustration of oil barrels and dollars stack

Eduardo Gudynas
09/05/2022
Imagen: Vanguardia
La actual crisis de inflación que sacude al mundo es distinta a las anteriores. Un grupo de grandes economías está intentando dejar atrás los combustibles fósiles para evitar el cambio climático. Ese viraje tuvo una incidencia determinante en los mercados globales de carbón e hidrocarburos, en muchos minerales y en la agricultura, y todos ellos contribuyeron a la inflación. Al mismo tiempo esa alteración climática que se quiere contener, ya tiene consecuencias, tales como sequías o inundaciones, que producen mayor volatilidad y precios en algunos alimentos, contribuyendo a la inflación. La invasión de Rusia a Ucrania aceleró y acentúo todas estas problemáticas, y sus repercusiones llegan a nuestra América Latina.

Estamos ante reordenamientos y cambios en el uso de las materias primas. Unos cambios que no siempre son comprendidos por los economistas convencionales, pero que los inversores y analistas de mercado advirtieron desde el año pasado. Entendieron que el concepto de estanflación, esa combinación entre una alta inflación y bajo crecimiento económico o estancamiento, no era el más apropiado (1). Propusieron calificarla como una verdeflación, una inflación verde. Lo confirma el Banco Mundial, que acaba de advertir que nos encaminamos a los más altos precios de las materias primas en los últimos 50 años.

El proceso estaba en marcha desde hace más de un año, y se debe a distintos factores, varios de ellos operando en oposición. Muchos países industrializados, y en especial los de la Unión Europea, con el propósito de evitar el cambio climático impusieron planes de transición energética que pasan por abandonar los combustibles fósiles, como carbón o hidrocarburos.

En paralelo a esa intención, y en parte alimentada por ella, los precios de esos energéticos aumentaron, y en ello operaron varios factores. Los petróleos más accesibles y de mejor calidad se están agotando, y los que los reemplazan son más caros y difíciles de extraer y procesar. Los grandes inversores están abandonando ese sector sabiendo que tiene los días contados. Los países petroleros reaccionaron aprovechando sus condiciones de oligopolios pujando por los mayores precios posibles antes que se universalice la despetrolización. El propio gobierno Ruso reconocía hace un año atrás que sus yacimientos habían traspasado el pico de petróleo, y por ello esperaban escalar su extracción y comercialización antes que no fuera posible (2). Al mismo tiempo, ciertos sectores que queman combustibles fósiles se encarecen, en unos casos porque deben pagar tasas por emitir gases invernadero y en otros por la inminencia de impuestos transfronterizos como los que está anunciando la Unión Europea.

La guerra en Ucrania entreveró más la situación dadas las medidas europeas que comenzaron bloqueando la importación de carbón ruso, le siguieron las coordinaciones para abandonar la compra de crudo, y entretanto se reducen las de gas. Todo esto generó más convulsiones y alzas en los mercados de hidrocarburos.

Esa misma transición energética apostó a otras fuentes de energía, tanto en Europa como en Norteamérica. Además aprovecharon la caída en los costos; en la generación de electricidad esos modos alternativos ya son más baratos que las plantas convencionales que queman combustible fósil. De todos modos debe tenerse presente que el consumo de energía es tan alto, y permanece tan dependiente de los hidrocarburos, que el ritmo y escala del reemplazo hacia molinos de viento o cualquier otra alternativa de ese tipo, llevará unos cuantos años.

De todos modos, esos cambios alimentaron la demanda por minerales que son esenciales para los molinos de viento, los paneles solares o las baterías. La voracidad por el cobre, litio, cobalto, níquel y otros minerales, hicieron subir sus precios; por ejemplo, en el litio el alza fue de aproximadamente un 1 000 % en los dos últimos años. A la inversa de lo que sucede en los hidrocarburos, donde hay inversores que se retiran y obstáculos que se suman, aquí el alza de precios se debe a la llegada de más inversores y la avidez de los gobiernos.

En muchos casos esa minería se hace en América Latina y otros países del sur, donde enfrenta una creciente resistencia ciudadana por sus impactos ambientales y sociales, lo que aumenta los costos de operación o vuelve a algunos yacimientos inexplotables. Entretanto, no pocos gobiernos quieren disputar una tajada más grande de esas ganancias y elevan las regalías. El resultado de todos los factores es que los precios de casi todos los minerales se dispararon, y ello también alimenta la inflación.

El aumento del precio de los hidrocarburos afecta directamente a los sectores agropecuarios, desde los fertilizantes a los costos de operación de la maquinaria. Esos incrementos están teniendo efectos muy severos en varios países, como ocurre en Perú con pequeños agricultores y campesinos que no tienen acceso a fertilizantes o no los pueden pagar, y por ello abandonarán cultivos claves como el arroz. Los cultivos que se abandonan o reducen obligarán a algunos países a importar alimentos, y por una vía u otro, sus precios aumentarán.

El cambio climático que se quiere evitar ya tiene consecuencias que golpea a la producción agropecuaria, encareciendo los precios de algunos alimentos. Basta recordar la sequía que afectó a Paraguay y distintas áreas de Brasil y Argentina, impactando sobre sus cosechas. Hay productores rurales en el Cono Sur sudamericano que podrían festejar los altos precios por ejemplo de la soya que exportarán, pero los costos de sus insumos y combustible también se elevaron; sus márgenes de rentabilidad se estrechan, y cualquier problema climático podría tener consecuencias nefastas. Algunos decidirán no sembrar, por ejemplo trigo, ya que requiere más fertilización y es más sensible al clima, y se volcarán a la soya. Si eso sigue su marcha, la diversidad de cultivos se estrechará más, y se agravarán los problemas con los precios de los alimentos.

La guerra en Ucrania acentúo estos problemas, y ahora encontramos que el precio del trigo aumentó proporcionalmente más que el del petróleo, y los fertilizantes más que cualquiera de ellos. Son incrementos encadenados que responden a distintas causas, y entre ellas la escasez de recursos naturales.

Aumentos en los precios de energía, alimentos y fertilizantes entre 2020 y 2022, y proyecciones para 2023-24. Basados en un índice 100 para los precios de 2010. Redibujado del Commodity Outlook, Banco Mundial, abril 2022.

Esto hace que la verdeflación sea distinta a las anteriores. Se mezclan restricciones en la oferta, por ejemplo en hidrocarburos, con las consecuencias de mayor inversión, como ocurre con la expansión en la producción de baterías. El Banco Central Europeo lo reconoce, pero advierte que no solo no renuncia a la transición energética sino que desea acelerarla (3). Contemplan medidas adicionales, tales como limitar el endeudamiento que pueden tener emprendimientos contaminantes o favorecer más a las inversiones en energía renovables.

En cambio, en América Latina estas cuestiones casi no se discuten, y es una incógnita si nuestras autoridades financieras las conocen. Pero entretanto hay síntomas de descontento social y los antecedentes históricos muestran que pueden escalar en protestas muy intensas. Téngase presente que el aumento de los precios de los combustibles que ya está en marcha en varios países tiene consecuencias que se expanden en otros sectores, y muchas de ellas alimentan aún más la inflación. Esa situación es delicada porque en América Latina existen antecedentes de protestas ciudadanas intensas en reacción a los aumentos de los combustibles, que ocurrieron por ejemplo en México, Bolivia, Ecuador y en Brasil. En este último país, en 2018, el paro de los camioneros fue de enorme intensidad, y fue aprovechado por quien entonces era un desconocido legislador, Jair Bolsonaro.

En los últimos meses, bajo el contexto generado por la guerra en Ucrania, ya se han disparado protestas contras las alzas en los combustibles en Chile, por ese motivo pero también por los costos de los alimentos y fertilizantes, tuvieron lugar paros y movilizaciones en Perú, y en parte por desarreglos con los combustibles, los agricultores argentinos se manifestaron en pleno centro de Buenos Aires.

Como la verdeflación es una crisis de otro tipo, los ministros de economía y directores de bancos centrales no podrán solucionarla por sí solos. No está en sus manos resolver la guerra en Ucrania ni pueden decretar que mágicamente habrán mas yacimientos de cobre o litio. Esas son condicionalidades políticas a su vez insertadas en contextos y límites ecológicos inamovibles. Para abordarlas es indispensable pensar la economía de un modo radicalmente distinto. El primer paso es comprender que esta inflación es distinta a las anteriores.

Notas

1. ‘Greenflation’ threatens to derail climate change action, R. Sharma, Financial Times, 2 agosto 2021, https://www.ft.com/content/49c19d8f-c3c3-4450-b869-50c7126076ee

2. Russia may have passes peak oil output – Government, The Moscow Times, 12 abril 2021, https://www.themoscowtimes.com/2021/04/12/russia-may-have-passed-peak-oil-output-government-a73558

3. Es la posición por ejemplo de I. Schnabel, integrante de la commisión ejecutiva del Banco Central Europeo; véase A new age of energyinflation: climateflation, fossilflation and greenflation, I. Schnabel, presentación del 17 marzo 2022, https://www.ecb.europa.eu/press/key/date/2022/html/ecb.sp220317_2~dbb3582f0a.en.html

Eduardo Gudynas es analista en el Centro Latino Americano de Ecología Social. Una primera versión de este artículo se publicó en distintos medios y es un adelanto de una sección en el libro “Muy lejos está cerca”, sobre los impactos de la guerra de Ucrania en América Latina que publicará la Red Peruana por una Globalización con Equidad con el auspicio de Cooperacción. Redes: @EGudynas

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Latinoamerica, Litio

Qué es la ‘OPEP del litio’ y cuáles son los planes de los gobiernos latinoamericanos para la explotación del ‘oro blanco’

Los gobiernos latinoamericanos quiere crear un cártel de productores estatales para controlar los precios, del litio pero la iniciativa pasa por alto las complejidades de su extracción.
Fuente: Bloomberg
Michael Stott
14/02/2022
El litio es el nuevo ‘oro blanco’ por su papel clave en las baterías de los autos eléctricos. Su precio se quintuplicó el año pasado. América latina cuenta con las mayores reservas y produjo el año pasado cerca de un tercio del litio mundial. ¿Una nueva bonanza para la región?

No necesariamente. El ‘triángulo del litio’, donde se encuentran la mayoría de los recursos probados de América Latina, ofrece algunas lecciones reveladoras. De sus tres naciones, Chile y Argentina están muy por delante, mientras que Bolivia tiene dificultades para arrancar.

«Argentina está destacando definitivamente por encima de sus pares en la atracción de grandes inversiones en la extracción de litio», dice Emily Hersh, directora ejecutiva de Luna Lithium en Nevada y especialista en minería en Sudamérica. «Argentina ha tenido múltiples transacciones e inversiones cercanas a los mil millones de dólares… en los últimos ocho a 12 meses».

La inflación en América latina podría durar más de lo esperado, advierte el ministro de Economía de Chile

Los mineros de litio se vieron atraídos por las políticas favorables a los inversores de la Administración de Mauricio Macri de 2015 a 19 y los gobiernos provinciales favorables a la minería también ayudaron, dicen los ejecutivos.

Al otro lado de la frontera, en Bolivia, la historia es radicalmente diferente. El país tiene potencial: el mayor salar de litio del mundo y las mayores reservas probadas.

Pero los sucesivos gobiernos socialistas han otorgado al Estado un papel central en la explotación del litio, las empresas privadas se han ido con las manos vacías y las comunidades locales han rechazado la autoridad del gobierno central para negociar. A pesar de años de promesas, la producción a gran escala aún no ha comenzado.

«Bolivia tiene una relación traumática con los recursos naturales», dice Roberto Laserna, economista de Cochabamba, refiriéndose a la historia de la minería de plata bajo el dominio colonial español. «La gente aquí cree que nuestras reservas minerales exponen al país a la voracidad de los extranjeros».

Las charlas entusiastas de algunos gobiernos latinoamericanos de izquierda sobre una ‘OPEP de litio’, un cártel de productores estatales para controlar los precios, ignora la realidad de que el ‘oro blanco’ es una propuesta muy diferente a la del petróleo o los metales preciosos.

El litio es difícil de explotar. Altamente reactivo, no se extrae en estado puro. Es complejo y costoso extraerlo (de salmueras, como en América latina, o de rocas, como en Australia) y convertirlo en productos químicos para baterías. Aunque es abundante en todo el mundo, pocos yacimientos son comercialmente viables. La mayor parte de la producción proviene de Australia, Chile, China y Argentina, y la mayoría del procesamiento se realiza en China.

Para América latina, el crecimiento es el gran desafío

«Una nueva mina suele tardar entre seis y ocho años en ponerse en marcha», afirma PJ Juvekar, jefe de investigación de materiales de Citi. «Lo que las empresas quieren ver es una estructura estable de cánones que sea transparente».

Chile ha disfrutado de un régimen estable y es, por lejos, el mayor productor de litio de América latina. Las dos empresas de ese país, la estadounidense Albemarle y la chilena SQM, están aumentando sus inversiones.

SQM está gastando u$s 400 millones en Chile en 2021-22 y comprometió para 2021-2024 otros u$s 700 millones en Australia, donde el régimen fiscal es más amigable. «Chile es mucho más duro que Australia y Argentina en cuanto a las regalías del litio», dice Stefan Debruyne, director de asuntos externos de SQM. «Nuestro acuerdo de arrendamiento allí se acerca a un reparto del margen bruto al 50% con el Estado y las comunidades locales».

El nuevo presidente de izquierda de Chile, Gabriel Boric, quiere crear una empresa estatal de litio, pero SQM y Albemarle creen que esto no les perjudicará.

«No vemos ningún impacto material en nuestras operaciones como resultado del gobierno de Boric», dice Ellen Lenny-Pessagno, vicepresidenta de asuntos gubernamentales y comunitarios de Albemarle. «Ha dejado muy claro que no va a afectar a los dos operadores existentes».

La experiencia pasada en América latina sugiere que una política de litio exitosa implica un régimen estable con un reparto justo de los ingresos que proporcione un incentivo a las empresas privadas.

El veterano presidente nacionalista de México, Andrés Manuel López Obrador, tiene otras ideas. «Vamos a crear una empresa (estatal) mexicana para el litio», dijo la semana pasada. » . . .En México se trata de nuestra soberanía. Se acabó eso de ‘hay una concesión minera’… la concesión del litio es especial y ya se decidió que el litio se va a explotar en beneficio de los mexicanos».

Cuatro senadores estadounidenses ya han escrito al presidente Joe Biden quejándose de que la política de litio de López Obrador «exacerbaría las preocupaciones de seguridad nacional relacionadas con la escasez de minerales críticos».

El riesgo a largo plazo puede ser que el litio de México nunca llegue a explotarse. El gobierno de Biden está ofreciendo incentivos para producir litio en Estados Unidos y, si los precios globales se mantienen altos, habrá un impulso para diversificar la producción. «Con los precios al contado actuales, la producción de litio a partir de agua de mar podría ser incluso viable», afirma Debruyne, de SQM.

Esto será de poca ayuda para Bolivia, sin salida al mar y atrapada en su modelo minero centrado en el Estado. «Parece que Bolivia está condenada a ser prisionera de su identidad nacionalista y esto impedirá que se produzca litio», dice Laserna.
https://www.cronista.com/financial-times/que-es-la-opep-del-litio-y-cuales-son-los-planes-de-los-gobiernos-latinoamericanos-para-la-explotacion-del-oro-blanco/